Hoy vamos a tratar un problema bastante común, se calcula que alrededor de un 20% de los niños de cinco años la padecen, que puede afectar a nuestros hijos: la enuresis. Pero… ¿qué es? Pues ni más ni menos que cuando nuestros niños se orinan involuntariamente.
Vamos a diferenciar entre enuresis primaria y secundaria:
La primaria, es cuando nuestro niño no ha aprendido todavía a controlar su esfínter urinario. La secundaria se da cuando después de que lo haya controlado, por lo menos, durante seis meses reaparece la incontinencia. Esta reaparición suele venir asociada a algún problema o situación que haya producido en el niño ansiedad, como por ejemplo el nacimiento de un hermano. Por lo tanto, este tipo de enuresis no la debemos tratar directamente, sino ir más allá y descubrir cuál es la situación o el problema que la ha causado, y ayudarle a superarlo.
Por otra parte, la enuresis primaria no hay que considerarla como algo preocupante hasta los cinco años, pues en esta edad, ya debe tenerse un total control sobre los esfínteres, y la enuresis debe remitir espontáneamente.
Se puede dar el caso que durante el día nuestro niño retenga la orina durante el día, pero no mientras duerme. A esto se le llama enuresis nocturna (es un subtipo de la enuresis primaria).
¿Por qué se produce? Existen diferentes explicaciones de porqué se produce la enuresis nocturna: que tenga la vejiga reducida, que tenga un sueño profundo, por conflictos subyacentes, por ansiedad, entre otros.
El mejor método para corregir esta enuresis es el de la alarma urinaria o “pipí-stop”, consistente en un detector que despierta al niño cuando moja la cama, de forma que va aprendiendo las sensaciones que preceden la micción nocturna, y la asocie con el desagradable sonido de la alarma.
Otros métodos serían darle algún medicamento que reduzca la profundidad del sueño, o bien adiestrar al niño durante el día en técnicas de retención que aumenten la capacidad de la vejiga de la orina.
Puede ser habitual que haya algún niño con enuresis en la clase de Infantil. Este tema tiene que tratarse con naturalidad ante los otros niños. Como padres, os pedimos que de ser así tratéis el tema con naturalidad, y que en ningún momento pongáis en evidencia al que la padece, ya que al aumentar su ansiedad no haremos otra cosa que incrementar el deseo de orinar del niño.
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