¡Buenos días, familias!

Como ya sabéis en el colegio estamos llevando a cabo un proyecto desde el Departamento de Orientación para guiaros en vuestra labor como padres.

El pasado jueves, en nuestra primera reunión de la escuela de padres, comentásteis vuestro interés por conocer más sobre unos temas concretos, de ahí que hayamos creado este blog. Estos temas están relacionados, mayoritariamente, con la conducta de nuestros niños y con posibles situaciones que pueden afectar a los niños.
Cada entrada está planteada de manera que haya una breve explicación más teórica de la situación y otra parte en la que se proporcionan unas pautas orientativas.

Queremos dejar claro que cada niño y cada situación es diferente, por lo tanto, no se pueden tomar como si fueran “recetas mágicas” aplicables a todos.

Si consideráis que tenéis preguntas o algo no os queda claro, no dudéis en poneros en contacto con nosotras.
Estamos a vuestra disposición tanto en el despacho del colegio los miércoles y viernes de 11 a 13 horas, así como en nuestro correo electrónico (coleorientacion@gmail.com). Además, no dudéis en manifestar vuestras inquietudes en los comentarios del blog para que, entre todos, nos podamos ayudar.

Ya para despedirnos, recordar que cada dos semanas hacemos escuela de padres los jueves de 17.30 a 18.30 en el salón de actos.


Animaos a participar, ¡será divertido!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Cómo podemos ayudar en los estudios a nuestro hijo?

Ante las dificultades en el estudio es necesaria la colaboración de los profesores con la familia para orientar y complementar las estrategias de mejora en el aprendizaje (Barreiro, 2006).

En el ámbito familiar, los padres podemos ayudar a mejorar el trabajo y el estudio de nuestros hijos mediante las siguientes estrategias:

- Mostrando continuamente interés por el trabajo escolar.
- Revisando continuamente los cuadernos, trabajos de clase y calificaciones.
- Coordinándose con los profesores y unificando criterios educativos.
- Siendo realistas respecto a las aptitudes y posibilidades de nuestros hijos, adecuando las expectativas y demandas a las capacidades.
- Alentando la autoestima y la superación de dificultades; recompensando el esfuerzo, interés y trabajo.
- Ayudando a adquirir hábitos de estudio eficaces: disponer de un sitio de estudio adecuado, disponer de todo lo necesario para trabajar, hacer un plan y un horario de trabajo, etc.
- Establecer hábitos de vida saludable.

Ayudarles a superar la pérdida de un ser querido

Los padres queremos proteger a los hijos de las experiencias dolorosas y la muerte de un ser querido es la más dolorosa de todas, pero hablar de ello es totalmente necesario. Aquí os damos algunas ideas fundamentales sobre cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido.

- Como idea general se puede hablar de la muerte como un hecho natural, sin miedos, aprovechando por ejemplo la muerte de un animal doméstico. Se debe decirles que ya no volverá y que está bien que se sientan tristes por su muerte, pero que es mejor hablar de la tristeza que guardarla dentro, porque entonces la herida tardará en curar.
- Cuando tengamos que comunicarlo a los niños lo haremos con palabras sencillas, sinceras y sin miedo a decir “murió”.
- Convencerles de que la culpa de la muerte no la tiene nadie, ni la persona, ni el niño. La vida es así. La muerte es una de las cosas que no podemos controlar. Le ocurre a todo el mundo.
- Los adultos podemos y debemos llorar la muerte de los seres queridos y mostrar nuestras emociones ante los hijos. Cuando lloramos enseñamos a los hijos que está bien llorar y expresar el dolor.
- Es bueno contárselo a los profesores para que puedan ayudarles.
- En el caso de la pérdida de uno de los padres, los niños pueden reaccionar de formas diversas. Nuestra labor como padres es tranquilizarlos, decirles que no son responsables de lo que ocurrió, que siempre habrá alguien que los cuide y continuar poniendo normas y fijando límites.
- La mejor forma de ayudar a los hijos es ayudarte a ti mismo a asimilar tu proceso de duelo.


¿Cómo superar el momento clave de crisis, cuando nos ponen a prueba?

Aquí os vamos a enumerar una serie de medidas que pueden ayudarnos cuando nuestros niños “nos ponen a prueba”:

- No debemos caer en sus provocaciones, en su dialéctica: actuar. Cortar el “estallido” y no dar explicaciones inoportunas. Aplicar las técnicas de contención de ignorarlo, salir del escenario de la crisis y aplicar el “tiempo muerto”. Una vez superada la crisis aplicar las normas establecidas y las consecuencias sin más explicaciones y discursos inútiles.
- Mantener la calma y no poner cara de sorpresa.
- Mirarlo con tranquilidad, largamente, casi sonriendo, indicándole con la mirada que se “está pasando” y que no nos asusta.
- Seguir conversando con naturalidad con el resto de los miembros de la familia.
- Utilizar el sentido del humor todo lo que se pueda, pero no el sarcasmo, para relativizar la importancia de la crisis.
- Perseverar en esta actuación tantas veces como sea necesario hasta que se calme. Los niños son más perseverantes que nosotros. No desanimarse o pensar que es imposible conseguir algo.
- Confiar y creer en nosotros mismos, en nuestras posibilidades.



¿Es frecuente que los padres tengan opiniones diferentes sobre la educación de sus hijos?

Sí, desgraciadamente aún es frecuente escuchar expresiones como la siguiente: “Yo tengo que luchar todo el día con ellos, y su padre se dedica a malcriarlos, les compra cosas y les dice que soy una histérica”.

El comportamiento difícil de un hijo puede acabar uniendo más a la pareja o acentuando sus desavenencias. Con frecuencia, cuando los padres no están de acuerdo, uno se convierte en “bueno” y otro en “malo”. Por lo general uno permite que el niño haga lo que quiera y se pone de su parte y otro queda marginado. Frecuentemente el hijo está manejando a los padres para que discrepen, por lo que éstos pierden las riendas y el niño toma un poder excesivo. Esto no es bueno para el niño, ya que le da un sentimiento irreal de autoridad y porque la ausencia de un control efectivo genera ansiedad.

Lo ideal es el acuerdo entre los padres. Para esto hay que sentarse a hablar de los problemas hasta llegar a un acuerdo sobre las normas y las consecuencias derivadas de su incumplimiento. Todos los padres son capaces de hacerlo.


martes, 2 de noviembre de 2010

¿Los abuelos malcrían a los nietos?

Los abuelos tienden a ser sobreprotectores con sus nietos, a defender sus causas, hagan lo que hagan, y no quieren que se les riña, compleciendo todas su demandas y engendrando así, en ocasiones, en el niño el capricho y la utilización del chantaje.

Los abuelos no pueden destruir la labor educativa de los padres, sino que podrán colaborar con ella, siempre que los padres sepan ponerles límites a los abuelos. Cuando están todos juntos los abuelos deben respetar siempre las normas de los hijos a los nietos y evitar interferir, ya que es entonces cuando podrían surgir los problemas, puesto que se confundiría a los niños respecto a la autoridad paterna.

Muchas veces es bueno que los padres nos demos cuenta de la importancia que tienen los abuelos para los niños y apaguemos el televisor y el ordenador para que escuchen lo que cuentan los abuelos, ya que la “asignatura” que imparte un abuelo no se enseña en ningún otro sitio.



Como orientación general, diríamos a los padres que, simplemente, dejen a sus hijos estar con los abuelos porque pueden aportarles muchas cosas, pero siempre cuidando determinados aspectos como que pueden utilizar el chantaje afectivo (“si te quedas conmigo tendrás un premio, tu madre no te lo dará”). Esto hace que los niños aprendan una mala educación moral, ya que aprenderán a manejarse por interés. Además, las disputas conflictivas entre padre y abuelos crean un clima de nerviosismo y tensión familiar que no ayuda a la maduración emocional de lo niños y provocan en él un conflicto de lealtades para con sus mayores.
Aquí os dejamos además un vídeo de Aragón Televisión sobre este mismo tema: http://www.youtube.com/watch?v=EpkTOsIp-TY

Errores a evitar.

Son muchos los errores que cometemos en nuestra relación con los hijos y podemos aprender a evitarlos para ser mejores padres (Álava, 2002):

1. Ir de amigos en lugar de padres.
A sus amigos los elige él, a sus padres no. Necesitan que asumamos el papel y las funciones de padres, seguros y fuertes.
2. Intentar “comprarlos” haciendo de buenos y poniéndonos siempre de su parte.
Es la postura más cómoda pero tarde o temprano acaba teniendo consecuencias negativas para todos.
3. Protegerlos en exceso.
Es uno de los mayores errores que podemos cometer. Podemos facilitarles el camino, podemos, de vez en cuando, correr con ellos, pero no debemos correr por ellos.


4. Ceder para evitar males “mayores”.
Por supuesto que alguna vez hay que ceder en la relación con los niños, pero no podemos hacerlo por sistema. El hijo que es problemático aprende que “presionando” acaba consiguiendo todo lo que quiere y entra en una dinámica que es incapaz de superar. La mejor ayuda que podemos prestarle es nuestra tranquilidad ante su exigencia, nuestra seguridad ante su inestabilidad, nuestra firmeza ante su insistencia.
5. Creer que en cualquier situación con el diálogo todo se arregla.
Con los niños es muy difícil dialogar cuando están en medio de una discusión, están excitados, acaban de pelearse o cuando quieren engañarnos. Aprenderán a dialogar cuando nos vean seguros, cuando les ayudemos a cortar los estallidos emocionales irracionales y sientan que, una vez superados éstos, estamos dispuestos a dialogar tranquilamente.
6. Sacrificar a los otros hermanos y miembros de la familia.
Con frecuencia resulta más fácil sacrificar a los miembros más sociales y razonables de la familia en beneficio de los que muestran una actitud menos generosa y agresiva. Con ello premiamos al que tiene una conducta irracional en detrimento del que muestra una actitud más colaboradora, favoreciendo la proliferación de conductas déspotas y manipuladoras.
7. Negar lo evidente.
A muchos padres les cuesta ver que algo no marcha bien en casa con su hijo. Para evitarlo podemos escuchar, observar, dedicar tiempo, priorizar, hablar y ponernos de acuerdo con la pareja, incluso pedir ayuda. ¡Y para eso estamos nosotras!



8. Favorecer el consumismo.
Este error surge cuando de pequeños les damos todo lo que se les antoja. Tendremos que dar ejemplo los adultos con un “estilo de vida” y una escala de valores que prioricen las cosas sencillas, las relaciones personales y la posibilidad de pasarlo bien sin comprar nada.
9. Creer sus mentiras y caer en sus trampas.
El niño, en el fondo, necesita sentir que somos capaces de pillarlo. Podemos observar como descansa después de admitir la verdad y como estaba nervioso e inquieto cuando nadaba en un mar de mentiras. La observación y la cercanía serán los principales medios; el razonamiento, el sentido común y el sentido del humor harán el resto.



Reglas de oro para la educación de nuestros hijos.

Hemos encontrado en el libro de Manuel Armas una serie de ideas o reglas que os pueden servir a la hora de educar a vuestros hijos. ¡Ya nos diréis que os parece!

1. Ser más perseverantes que ellos.
Los niños necesitan ver nuestra seguridad y sentir la regla de oro de nuestra perseverancia que nos permite decir “no”. Sólo así conseguiremos que se tranquilicen, que sepan que ya no cederemos hasta conseguir que se calmen y empiecen a colaborar.
2. Los discursos sirven de poco.
Los niños no reaccionan ante nuestras palabras, sino ante nuestros hechos. Los discursos los aburren y los sobrepasan, provocando fuertes resistencias que se traducen en enfrentamientos innecesarios y desgastes estériles.

3. No volver a decir: “esta es la última vez”. Hay que actuar.
Esta idea sólo potencia lo que queremos corregir. Es preferible no decir nada, mirarlos con gesto de decepción y pasar tranquilamente a la acción, que comprueben que somos capaces de cumplir lo que tantas veces pactamos.
4. Unificar criterio y actuar con seguridad.
¡Qué difícil es ponerse de acuerdo! Conseguirlo con todo el equipo familiar y escolar es una hazaña. Los niños pueden ser auténticos expertos en manipulación cuando observan falta de unidad entre los adultos. Cuando los adultos manifestamos estas vacilaciones, dudas o contradicciones, el resultado final es la confusión del niño que se transforma en inseguridad y tiranía.
5. No podemos permitirnos bajar el listón, ni desanimarnos. Hay solución.
Muchas veces los padres y profesores nos sentimos agotados y sin embargo estamos cerca de conseguir nuestros objetivos. El cansancio y la desesperanza nos llevan a “bajar el listón” porque ya no nos quedan fuerzas. Hay que ser constantes y no desanimarse.