Los problemas de conducta a la hora de dormir son sin duda un motivo de infelicidad y cuando no se resuelven y se prolongan en el tiempo, son causa de alteraciones importantes en el clima familiar.
Los problemas a la hora de dormir pueden ser rechazo a ir a la cama a la hora fijada, llamar a los padres desde la cama o ir a la cama de los padres.
El sueño está regulado biológicamente. Sin embargo, los padres desde muy temprano debemos inculcar rutinas para adquirir hábitos correctos de sueño a nuestros niños y ser conscientes en su aplicación. Hay que consolidar una rutina que dé seguridad al niño.
Es importante a la hora de enseñar a dormir bien a nuestros hijos el adoptar una actitud permisiva hacia los rituales de adormecimiento del niño (juguetes, luces piloto, puertas abiertas, etc.), que son necesarios para evitar sus naturales temores infantiles.
También es necesario no escatimar nuestra compañía, acostarle y quedarse junto a él, charlar con él un poco o leerle un cuento, pero… y esto es muy importante: hay que advertirle que nos iremos al cabo de un rato. Por ejemplo, cuando la manecilla del reloj haya llegado a tal sitio y nos vamos antes de que se duerma porque si se ha quedado dormido y no se entera de nuestra partida, cuando se despierte volverá a reclamar nuestra presencia. Es bueno turnarse, una vez el padre y otra la madre, de manera que el niño no establezca preferencias.
Debemos animarle a que intente dormir solo y premiarle sus progresos. Pero, seamos intransigentes en sus demandas y exigencias nocturnas que tiranizan reclamando continuamente (“¡Aguaaaaaaa!”, “Pipííííí”), que de hacerles caso se irán multiplicando. Y procuremos no rendirnos y permitir que duerma en nuestra cama, lo cual puede terminar constituyendo una dificultad en la propia relación de pareja.
No es recomendable utilizar la indicación de mandar al hijo a la cama como un castigo, ya que entonces el niño la verá como tal.
Por último, hay que tener clara la diferencia entre la hora de acostarse, que la podemos imponer como padres, y la hora de dormir, que será cuando el niño esté cansado y le venza el sueño, que no será siempre la misma hora, pero, eso sí: se acostará a la misma hora. Dentro de su cama puede hacer lo que quiera. Lo único que no puede hacer es levantarse de la cama. Le estamos creando el hábito de dormir bien.
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